jueves, 23 de junio de 2011

ZONA ESCENA - TCA - PREMA (ECUADOR)

Danzar más allá de tendencias y estilos
Por Noel Bonilla-Chongo


Estimulante ha sido en estos días de Fragmentos de Junio, los encuentros azarosos y otros pactados en los corredores de los teatros, en los salones del ITAE o en las calles de la ciudad. Discusiones sobre el universo que ampara la creación del arte escénico en la contemporaneidad, han movido el pensamiento creativo y la reflexión más antojada. Lo cierto es que, más allá del fundamento y conceptualización que el artista encuentre para sustentar sus puntos de vista y maneras de entender el comportamiento sobre la escena coreográfica, no hay una visión unívoca que privilegie un estilo o tendencia. Mérito al equipo curatorial del Festival por orquestar una programación tan desemejante, como encontrada.

El espacio que compartieran en la Sala Experimental del Teatro Centro de Arte (TCA), las agrupaciones Zona Escena con el dueto Epístola final de un sueño, con coreografía e interpretación de Jorge Parra, acompañado por la potente bailarina Michelle Mena; el trabajo grupal del conjunto PREMA de la Universidad de Manta y la presentación de To stray,  pas des deux (aun en proceso) de la Compañía del TCA, operaron como catalizadores de la diversidad de tendencias.

Hubo en los duetos de la noche una interconexión temática: la pareja como sitio de encuentro y desencuentro. Por caminos y modos distintos, las proposiciones guayaquileñas calan en aquellas manías que tenemos para reclamar la atención del otro. Cómo, al percibir que se nos agotan las peripecias para seducir y conquistar el amor que no siempre es recíproco, nos volvemos inconmensurablemente lelos, violentos, temerosos. En Epístola…, la partida, el adiós, el señuelo aparente, la persistencia, valen para diseñar movimientos y jugadas de planos cortantes, convulsivos, denotativos en sus cargadas y poses. Un cuerpo que se muestra tal cual en la intimidad de los dos, mixtura terca y frágil, ansia y quebranto.

Mientras tanto, en la coreografía de Mónica García para PREMA, la artista manteña explora en la materialidad de la madera, de la fibra, del agua que, aunque no visible en escena, tamiza la dinámica de adaptadores y emblemas gestuales. Danza donde lo acrobático y el despliegue técnico jerarquizan un discurso que indaga en raigambres y circunstancias locales, comunales. Un colectivo de bailarines jóvenes con expeditos deseos de mostrarse sin recelos.

Después de haber compartido con los artistas, seguro que nuestras porfías en torno a la praxis (creación, análisis, pedagogía, etc.) de la danza hoy, amplificará sus basamentos. Y es que, asistimos a la construcción (entre todos) de un paradigma desmarcado en sus márgenes. El arte coreográfico del presente no puede seguir pensándose como “flujo continuo de movimiento” o como artificio hedonista del cuerpo en el espacio. El arte dancístico demanda de un cuerpo físico y mental que sea testigo de su trazo por las coordenadas de la vida cotidiana, esa que está habitada por sufrimientos y gozos, por caídas y levantadas (como la sugerida en “aquella” epístola de despedida); por aquellos legados y omisiones que nos definen y condicionan. Solo me basta, en tanto creador, apostar que mi arte ha sido generado desde la necesidad intencionada de decir algo, con la suficiente sapiencia para manipular y trocar las reglas del juego. Entonces, bien vale danzar más allá de las tendencias y los estilos.